El psicólogo de la educación tiene como objeto la intervención en el comportamiento humano en situaciones educativas. El objetivo de este es el desarrollo de las capacidades educativas en las personas, grupos, instituciones y comunidades sociales, entendiéndose educación en el sentido más amplio de formación y desarrollo personal, colectivo y social.
Trabajan en los tres principales núcleos : los profesores, los alumnos y los currículos. Utilizan técnicas y procedimientos propios de la intervención psicoeducativa, pero también comparten sistemas y modelos con los otros sectores de la Psicología como, el análisis organizacional, algunas técnicas de evaluación, modelos y programas concretos de Psicología de la Salud, la prevención socieducativa con Psicología de la Intervención social, etc.
Las formas de actuación del psicólogo educativo pueden ser directas, si la intervención actúa directamente sobre el sujeto (individuo, grupo, institución, comunidad) o indirectas, en que la intervención se efectúa a través de agentes educativos (educadores, familias, organización, comunidad...), mediante procedimientos de formación, asesoramiento, etc.
1. Identificar necesidades educativas
La principal función de los orientadores es identificar necesidades educativas: en el centro, aulas y en alumnos en concreto. No hacen diagnósticos clínicos, lo que hacen es detectar necesidades educativas en general y específicas de apoyo y especiales en particular. Y para eso realizan la evaluación psicopedagógica, compartida con otros profesionales, pero que finalmente “firman” los orientadores.
2. Asesoramiento psicopedagógico a los profesores
La segunda función que desempeñan es el asesoramiento psicopedagógico a los equipos directivos y profesores. Asesorar psicopedagógicamente implica ofrecer criterios, pautas, fundamentos, recursos pedagógicos y psicológicos. Esos criterios sirven para que se tomen las decisiones oportunas. No señalan la dirección a seguir: aportan información para que se tomen las decisiones ya que, en último término, los orientadores no tienen un “poder ejecutivo”.
3. Asesoramiento a las familias en su labor educativa
Atender a las familias, asesorarles, proporcionales apoyos forman parte del núcleo de esta profesión.
4. Coordinación con otros recursos
Los orientadores coordinan recursos internos y, sobre todo, externos a los centros. La coordinación con servicios médicos, como pediatras, unidades de salud mental infantil, neuropediatras, con los servicios sociales y con otros recursos de la comunidad forma parte de su labor: repartir y compartir objetivos, información.
5. Formación continúa
No se puede desempeñar esas funciones si no se realiza un esfuerzo de formación continua. Los orientadores y orientadoras están obligados a seguir estudiando, a estar al día de cuestiones psicopedagógicas, de formarse con la fórmula que cada uno considere más adecuada, pero no perder el tren del conocimiento.